lunes, abril 19

Domingo


Abierta como una rosa. Así me desperté aquella mañana. Sus manos rozando mi piel, mi espalda arqueándose bajo su tacto. Me pregunté si era posible tanta sensibilidad junta. Sus dedos pincelaban mi pecho, mis muslos, mi cuello y bajaban en cascada sobre mi sexo en llamas.

Su sexo acarició el mío, se introdujo, salió y entró rítmicamente hasta que sus ojos notaron la súplica de los míos y la cópula se hizo verdadera, leve primero y luego intensa. Nuestros músculos se tensaron y luego se relajaron en un goce infinito hasta estallar voluptuosos y juntos. Y así fue acabando el fin de semana con poca o nula pena y mucha gloria.

2 Sensuales comentarios:

Ipnauj dijo...

Bendita gloria construída sobre gemidos.

Un gran saludo.

Anny dijo...

Y benditos gemidos construidos sobre esa gloria.
Bienvenido Ipnauj