domingo, mayo 9

Desenlace


Por fin me decidí por un nuevo perfume para Fran siendo plenamente consciente de la escasísima originalidad de éste, pero mi cabeza daba vueltas y no lograba concentrarme. Mi sexo volvía a arder sin remedio ni retorno.

Llegué a casa con mi frustración a cuestas esperando haber recibido algún mensaje de Fran que también parecía pasar de mí. No fue así. Nada más entrar le vi tumbado en el sofá mirando por enésima vez esa peli de acción que tanto le gusta.

- Cielo, ¡parece que vienes de la guerra!

- Mejor no preguntes …

Fran me rodeó con sus brazos y subimos a la habitación. Me preparó un baño caliente con sales y mientras yo intentaba desenmarañar mi pelo me preguntó el por qué de mi estado estilo “mujeres albordedeunataquedenervios.”

Comencé por la historia del japonés. No pudo evitar reírse a carcajadas. Ni siquiera cuando le lancé uno par de cojines a la cabeza.

- Desnúdate y ven aquí.

Me metí en la bañera y bebí de la copa que me trajo a posteriori. Estaba enfadadísima con el japonés, con el tío del lavabo, con Fran, conmigo misma…

Luego sus besos empequeñecieron mi disgusto, sus caricias bajo el agua dispersaron mi ansiedad, sus dedos en mi sexo disuadieron mi tensión … sexual. Enjabonó luego cada rincón de mi cuerpo como ni el japonés de la mirada sensual ni el tío de mofletes sonrojados hubieran podido hacer jamás.

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