El silencio invadió la casa. Fran duchado y vestido se acercó a mi y me miró profundamente interrogante. Sonreía escasamente. Le sonreí y serví el Earl Grey con esmero y en silencio.
Fran rompió el hechizo:
- ¿Pero es que no te apetece?
- Estoy hirviendo como el té. No te vayas a quemar.
- ¿Contigo o con el té?
- Con el té, cariño
- Entonces no te apetece…
- Yo no he dicho eso.
- ¿Entonces?
- Entonces quiero aguantarme hasta que me estallen las ganas de que me toques. Entonces quiero aguantarme hasta tener que suplicarte que me toques. Y luego desearte hasta morir de ganas de hacerlo contigo.
- ¿Y eso cuando viene a ser?
- No seas impaciente.
0 Sensuales comentarios:
Publicar un comentario